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Consejos para aliviar los vértigos

Aunque normalmente no son graves, los vértigos pueden resultar muy incapacitantes y deteriorar mucho la calidad de la vida de quien los padece. En general, el paciente se refiere a ellos como «mareo» con sensación de giro o movimiento -aunque este no se produce en la realidad- y que genera la pérdida o la alteración de la oritentación espacial.

Hay dos tipos de vértigo en función del origen: el periférico y el central. El más común es el vértigo periférico, que tiene su origen en las estructuras del oído interno que controlan el equilibrio (sistema vestibular del oído) o en el nervio que conecta a este con el cerebro (nervio vestibular). El más común es el «vértigo postural benigno», que se suele desencadenar por movimientos del cuello y cabeza y está relacionado con el oído. La mayor parte de estos vértigos se curan de forma espontánea y se resuelven, según diversos expertos, en un periodo de unos tres meses. Los medicamentos no suelen resultar de utilidad, pero sí puede ser beneficioso realizar, con la ayuda de un especialista, maniobras posturales que ayudan a reubicar unas partículas en los canales semicirculares del oído interno.

Otras causas de vértigo pueden ser traumatismos, inflamaciones del oído, algunos medicamentos o infecciones o la enfermedad de Meniere. También el vértigo puede ser síntoma de alteraciones vasculares como el ictus o de las algunas neoplasias. Por eso es importante acudir al médico y realizar el diagnóstico correcto para tratar la causa.

Cuando se sufren los episodios de vértigos, también es recomendable tomar precauciones como acostarse inmediatamente en una habitación tranquila y mantenerse inmóvil, sin realizar ningún tipo de actividad. Asimismo, es importante controlar la ansiedad.

Si por alguna razón es necesario para la persona tener que desplazarse, conviene pedir ayuda a un familiar o amigo. Se debe también mover la cabeza despacio y evitar los cambios bruscos de posición para no exacerbar los síntomas. Cuando estos vayan remitiendo, no se ha de tener prisa por volver al ritmo de siempre,sino hay que hacerlo poco a poco, evitando durante la primera semana conducir o actividades deportivas o laborales que entrañen algún riesgo.

Recomendaciones:

1. Acuéstate inmediatamente.

Cuando aparezcan los síntomas, trata de no moverte y túmbate de inmediato. No intentes leer, mirar el móvil o realizar cualquier otra actividad.

2. Mejor, un ambiente relajado.

Recuéstate mejor en una habitación tranquila, en la que no haya luces intensas o demasiado brillantes.

3. Ten mucha precaución al caminar.

Las probabilidades de caída son altas durante un episodio de vértigo. Si es necesario, pide ayuda a un familiar o amigo para desplazarte.

4. Mueve la cabeza despacio.

Hazlo con mucho cuidado, con el fin de no exacerbar los síntomas, no importa qué actividad estés realizando.

5. Evita cambios bruscos de posición.

Por ejemplo, al levantarte de la cama, presta mucha atención: enciende la luz y, antes de incorporarte, quédate unos minutos sentado o sentada al borde del colchón.

6. Intenta relajarte.

Controlar la ansiedad es importante para que los síntomas no se agraven.

7. Una vez los síntomas remitan, reanuda la actividad poco a poco.

No tengas prisa por volver a tu ritmo habitual. También es recomendable que evites conducir o actividades deportivas o laborales que puedan suponer un riesgo hasta al menos una semana después. Por ejemplo, manejar maquinaria pesada o escalar.