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Consejos para prevenir las lombrices intestinales

Las lombrices intestinales son en realidad una infección por un gusano u oxiuro llamado Enterobius vermicularis. Este es uno de los parásitos responsables de la mayor parte de las infecciones parasitarias intestinales que se producen en nuestro país.

El oxiuro puede llegar a alcanzar los diez milímetros de longitud y se caracteriza por su forma fina y alargada y su color blanco, lo que recuerda a una lombriz.

Recordemos que un parásito es un organismo que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y pudiéndole ocasionar importantes daños o lesiones sin aportarle ningún beneficio.

En concreto, en esta infección, lo que ocurre es que, tras entrar en el sistema digestivo por la boca, los huevos del oxiuro eclosionan en le intestino delgado y las larvas continúan avanzando y madurando en su camino hacia el intestino grueso. Se transforman en adultos allí donde incrustan sus cabezas a la pared intestinal. Las hembras se desplazan desde esta zona hasta el recto y el ano, generalmente por la noche. Ahí ponen sus huevos, que se adhiren a los bordes del año y a la piel que lo rodea. El ciclo completo de todo este proceso dura aproximadamente un mes.

Consejos para prevenir las lombrices intestinales:

Además de seguir el tratamiento, es fundamental extremar las medidas de higiene con el fin de controlar la propagación de los huevos y prevenir la transmisión de la infección:

– Lávate las manos con mucha frecuencia.

Y, por supuesto, haz que los niños se las laven también, sobre todo después de ir al baño, de los juegos en el exterior y antes de comer. Tómate y haz que se tomen su tiempo para ello: restregad una mano contra la otra y usad siempre agua caliente y jabón.

– Evita llevarte las manos al rostro.

Ni tú ni los tuyos debéis acercaros las manos, posibles portadoras de parásitos, a la boca y a la nariz, a no ser que estén recién lavadas.

– Lleva las uñas cortas y limpias.

Con ello evitaréis que los huevos se alojen bajo ellas. Limpia con un cepillo las de tus hijos.

– Mantén muy limpio el aseo.

Sobre todo, limpia en profundidad el retrete y el lavabo con lejía y agua caliente.

– Usad mejor pijamas cerrados.

Puede ser una buena idea en los niños para evitar, que si se rascan, los huevos entren en contacto con sus manos y contribuir con esto a que no se propaguen.

 – Ducha a tus hijos por las mañanas.

Con el fin de eliminar una gran cantidad de huevos. Asegúrate también de que se limpien bien la zona perianal después de que hayan ido al baño, y a poder ser, que lo hagan con agua y jabón.

– No sacudas la ropa antes de meterla en la lavadora.

Así evitarás que los huevos se desprendan y depositen sobre otras superficies.

– Lava a temperatura superior a 55º y con cloro como desinfectante.

Tanto la ropa de cama, como el pijama, la ropa interior o toallas que hayan estado en contacto con el paciente deben ser lavadas con frecuencia y a temperaturas elevadas.

– Tiende al sol.

Además de no soportar las temperaturas elevadas, los huevos de estas lombrices son sensibles a su luz. Permite, por tanto, que los rayos solares entren en la casa.

– Limpia concienzudamente las frutas y verduras.

Con ello previenes el riesgo de infección a través de este tipo de productos frescos que puedan haber sido contaminados por el riesgo con aguas fecales.