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Insuficiencia renal , consejos para convivir con la enfermedad

Diferentes razones pueden provocar el mal funcionamiento renal, volviendo a uno o a los dos riñones incapaces de realizar con eficiencia las anteriores funciones. Nuestra función renal es como una carretilla con dos ruedas: si nos falta una, pero la otra está en buenas condiciones, podrá realizar adecuadamente su función, aunque ese único riñón deberá protegerse especialmente para que la «sobrecarga» a la que está sometido no le lleve a fracasar tambien. De esta forma, el fallo de un único riñón en una persona que tiene otro riñón sano no producirá insuficiencia renal, si bien sí deberá seguir ciertas precauciones por ejemplo, pasados los sesenta años de edad o cuando tome fármacos.

Las personas que sufren este problema pueden seguir llevando una vida normal, pero han de tomar en su día a día algunas precauciones:

1. Controla periódicamente tu salud.

Es muy importante que te realices análisis de sangre y orina con regularidad, porque la enfermedad renal no suele presentar síntomas en los primeros estadios y sólo este tipo de pruebas pueden detectarla precozmente, así como a ayudar a controlar su avance una vez diagnosticada. Vigila, además, tus niveles de colesterol, azúcar y tu presión arterial.

2. Sé prudente con el consumo de medicamentos.

No te automediques y advierte siempre al médico que te vaya a recetar algún fármaco del problema que padeces y del estadio en que te encuentras. De esta manera, podrá ajustar la dosis a tu grado de insuficiencia renal.

3. Alcanza y mantente en tu peso ideal.

Si tienes sobrepeso, es importante que te deshagas de esos kilos de más.

4. Acude a un nutricionista.

Tu alimentación será clave a la hora de frenar el avance de la enfermedad, por lo que resulta muy recomendable que un experto en nutrición te asesore sobre el tipo de dieta más conveniente para ti y te enseñe qué tipo de nutrientes necesitas.

5. Presta atención a las proteínas que consumes.

Evita las porciones demasiado grandes y obtén consejo especializado para combinar adecuadamente las proteínas de origen animal (carne roja, pollo, cerdo, pescado, huevos y lácteos) y las de origen vegetal (legumbres y frutos secos…).

6. Cocina y come de manera cardiosaludable.

Para evitar que la grasa se acumule en tu corazón y riñones, prepara los alimentos al horno, salteados o a la plancha, en vez de fritos. Utiliza aceite de oliva y opta por las carnes y pescados magros.

7. Modera el  consumo de sodio.

En total, deberías tomar menos de 2,5 gramos de sal al día. Para ello, reduce la sal que usas al cocinar y lee las etiquetas de los alimentos cuando los compres. Intenta no consumer comidas precocinadas.

8. Cuidas lo que bebes.

Toma la misma cantidad de agua de siempre, pero evita los refrescos de color oscuro, las bebidas con sabor a fruta o los tés envasados, pues pueden contener demasiado fósforo.

Una alternativa son las limonadas y los tés fríos caseros. Y, sin has de limitar el potasio, no tomes zumos de naranja, sino que es mejor que optes por los de manzana, uva o piña. Por supuesto, modera o elimina el consumo de bebidas alcohólicas.

9. Deja de fumar.

El tabaco puede empeorar el estado de tus riñones.

10. Incorpora el deporte a tu rutina diaria.

Además de ayudarte a mantenerte en tu peso, practicar a diario actividad física contribuirá a mantener a raya el colesterol y a aumentar tu bienestar general.