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Niños con TDAH concejos para convivir con ellos

El trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o TDAH es un trastorno de origen biológico y con una alta carga genética que afecta el desarrollo del niño/adolescente y que interfiere en su capacidad de aprendizaje y su conducta. El paciente TDAH muestra conductas no apropiadas para su etapa evolutiva, en un mínimo de dos áreas del desarrollo neuropsicológico. La primera área es la inatención y la segunda área es la inhibición, lo que produce la hiperactividad y la impulsividad.

Ha suficiente evidencia científica que demuestra que este trastorno no es el resultado de un problema social, un exceso de televisión o un mal trabajo como padres.

Es de suma importancia ofrecer una información adecuada sobre le TDAH a padres, profesionales de la educación, y a la sociedad en general con la finalidad de que puedan brindar la mejor ayuda posible a los niños y adolescentes afectados, y, en la medida de lo posible, reducir su impacto.

– Sé empático, guíalo y acompáñalo en sus logros y fracasos.

Con frecuencia, el niño afectado suele recibir información negativa sobre su comportamiento y capacidad, lo que contribuye a su baja autoestima.

– Elogia los aspectos positivos de su conducta.

Hará falta que felicitemos cualquier conducta que para ellos resulte difícil dedibo al trastorno. Por ejemplo: dejar la mochila en su sitio.

– Evita mencionar los aspectos negativos.

Elude en todo momento comentarios que ridiculicen lo que dice a su comportamiento.

– Anímate a analizar correctamente sus problemas.

La fata de atención hace que, mientras hacen sus deberes, a menudo comentan errores.

Debemos ayudarles a analizar que ha sido una cuestión de inteligencia, sino de atención.

– Confía en él y en sus competencias.

Ofrécele cada vez un mayor número de responsabilidades, aunque requieran de nuestra supervisión. Así iremos reforzando sus pequeños éxitos, con ayuda, tiempo y afecto.

– Ayúdale a aceptar sus propias limitaciones.

Da a conocer al niño que comprendemos sus sentimientos o preocupaciones, ayúdale a que entienda que todos tenemos dificultades en algunas áreas y capacidades en otras.

– Trátale siempre con respecto.

No caigas en frases como «eres un vago», «eres malo» o «eres un irresponsable», e intentar sustituirlas por palabras de aliento.

– Huye de la ironia.

Evita el sarcasmo o el lenguaje irónico, ya que éste es ambivalente.

– Practica la comunicación asertiva.

Evita el NO («no corras, no has hecho los deberes, no molestes a tus compañeros…») y muéstrale cuál es la conducta adecuada.

– Infórmate y fórmate en estrategias educativas.

La educación de un niño con TDAH es complicada y los padres han de asumir que deben conocer muy bien este trastorno. Las escuelas de padres que se ofertan desde las distintas asociaciones o en los propios centros sanitarioas son una ayuda inestimable. Otra opción es recurrir a la lectura de libros y manualidades.