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Varicela consejos para aliviar los síntomas

La varicela es una infección causada por el virus varicela zóster (VVZ). Aunque no suele revestir gravedad en los niños, es una enfermedad muy contagiosa y, en algunos grupos de personas, como adolescentes y adultos, puede llegar a tener consecuencias graves.

Se trata de una infección habitual en la infancia y se caracteriza por la aparición en la piel de granos rosas (pápulas) que rápidamente se van transformando en pequeñas ampollas llenas de líquido (vesículas) y que producen un intenso picor. A los cuatro o cinco días, aproximadamente, las ampollas se secan y se convierten en costras. Durante unos días, las lesiones aparecen por oleadas en sucesivos brotes, por lo que un mismo paciente puede presentar a la vez lesiones en distintas fases: pápulas, vesículas y costras. Este patrón de aparición se conoce como «cielo estrellado» y es característico de esta enfermedad.

La varicela suele prolongarse de una o dos semanas y también puede causar fiebre y malestar. Antes de que estuviera disponible la vacuna, casi todas las personas la contraían durante su infancia.

Las siguientes recomendacines te ayudarán a evitar o, al menos, hacer un poco más llevadera la enfermedad a ti o a tu hijo, así como a evitar su contagio:

1- Vacuna a tu hijo y vacúnate tú.

Pregunta a tu pediatra en función de la edad y circunstancias particulares del menor y también consulta cómo vacunarte tú si no lo hiciste en tu infancia. Es la única manera de reducir el riesgo de contraer varicela, una enfermedad muy común en los niños, pero que puede originar complicaciones graves de aparecer en la edad adulta, especialmente en algunos grupos de población específicos.

2. Recurre a los baños diarios con agua tibia y poco jabón.

Mantener una higiene adecuada es clave para mantener las infecciones a raya. Después, realiza un buen aclarado y seca sin frotar, para no empeorar las lesiones. Por último, aplica un buen humectante y calmante sobre la piel.

3. Intenta evitar el rascado.

Puedes refrescar la piel del paciente (sea niño o adulto) con compresas frías y húmedas aplicadas en las zonas que más piquen. Los baños en agua de avena coloidal o aplicar loción de calamina también pueden ser muy útiles.

4. No apliques pomadas o talco.

Estos productos no alivian ni ayudan a la evolución de las lesiones en la piel. Además, si existe fiebre, no recurras a la aspirina y sé cuidadoso con el ibuprofeno, especialmente si aparecen lesiones cutáneas asociadas a la fiebre.

5. Mantén sus uñas cortas y limpias.

De esta manera, evitarás que se dañe la piel cuando se rasque y prevendrás posibles infecciones.

6. Procura mantener el ambiente fresco.

El calor, la humedad y el sudor pueden volver más intenso el picor que provocan los granos y vesículas.

7. Utiliza ropa de cama fresca, suave y holgada.

Permitirá a la piel mantenerse aireada, y reducirá la transpiración.

Evita la ropa áspera, sobre todo la lana.

8. Evita la exposición al sol.

Hasta que las lesiones hayan desaparecido por completo. El sol favorece la aparición de manchas oscuras durante el proceso de cicatrización.

9. Mejor comer ligero y beber muchos líquidos.

Ante la pérdida de apetito en estos días, ofrécele al niño comidas no muy pesadas y haz que beba líquidos, con más razón si tiene fiebre.

10. Toma precauciones para evitar contagiar a otros.

Si tu hijo está enfermo, evita que tenga contacto con recién nacidos, mujeres embarazadas, personas cuyo sistema inmunitario esté debilitado o que no se hayan vacunado contra la varicela. No lo mandes a la escuela infantil o colegio (o vuelvas tú al trabajo, en caso de que seas tú el enfermo, no así si has estado cuidándole pero no te has contagiado) hasta que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado -normalmente, una semana después del inicio de la enfermedad-.