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Vegetaciones o adenoides, una patología benigna muy común en niños

En qué consisten estas formaciones que aparecen en la nariz y cuándo es conveniente operarlas?

Las adenoides, también conocidas comúnmente como vegetaciones, son unas masas carnosas que se forman en la parte posterior de la nariz. En realidad, forman parte de una estructura mucho más amplia llamada anillo de Waldeyer, una especie de cinta que bordea el interior de la boca y la nariz de la que también forman parte de amígdalas.

La función de este anillo es proteger a los bebés de los patógenos en sus primeros meses de vida y su tamaño va en aumento hasta, aproximadamente, los cuatro o cinco años. Sin embargo, a medida que el niño va creciendo y su sistema inmunológico se hace más fuerte, estas formaciones experimentan el proceso contrario; es decir, van encogiéndose hasta prácticamente desaparecer en la edad adulta.

Adenoides problemáticas

La naturaleza de las vegetaciones es benigna. No obstante, están expuestas a multitud de gérmenes y sufren infecciones de manera más o menos recurrente. Estas infecciones causan la inflamación de las vegetaciones y una gran producción de mucosidad, provocando el taponamiento de los oídos y dificultad respiratoria, ya que las adenoides están situadas en la zona en la que confluyen las fosas nasales, la garganta y las trompas de Eustaquio de ambos oídos.

Por otro lado, en ocasiones las vegetaciones no dejan de crecer a su debido tiempo y dan lugar a lo que se conoce como adenoides hipertrofiadas (más grandes de lo normal). En ese caso, los problemas respiratorios del niño se hacen constantes y más numerosos: mal aliento, voz nasal, moqueo persistente, infecciones de oídos de repetición, apnea del sueño y dificultad para dormir.

Diagnóstico

Cuando el niño sufre problemas derivados de un crecimiento excesivo de las adenoides, el especialista puede plantearse la necesidad de extirparlas quirúrgicamente. Sin embargo, antes suele llevar a cabo algunas pruebas para verificas el diagnóstico.

La más habitual es la nasofaringoscopia, un estudio del interior de la cavidad nasal mediante un dispositivo endoscópico dotado de un espejo especial o una pequeña cámara, ya que las adenoides no son visibles directamente porque están ocultas detrás del paladar blando.

Normalmente, esta prueba es suficiente para decidir si es necesaria la cirugía o no, aunque los casos más severos también pueden requerir de radiografías de la garganta e, incluso, de estudios del sueño para valorar la existencia y gravedad de los episodios de apnea durante la noche.

En función de los resultados de estas pruebas y de la valoración de los síntomas del pequeño, el especialista puede proponer la realización de una intervención quirúrgica para extirparlas. De esta forma, suele indicarse el paso por quirófano si hay obstrucción nasal crónica y el niño está obligado a respirar solo por la boca y, sobre todo, si hay apnea durante el sueño ( periodos en los que el niño se queda sin respiración)

La intervención quirúrgica

La operación de vegetaciones o adenoides (adenoidectomía) se lleva a cabo casi siempre con anestesia general, aunqu lo normal es que el pequeño vuelva a su casa en el mismo día, en cuento se comprueba que todo ha ido bien y deja de estar aturdido o somnoliento por la sedación y la anestesia.

A los pocos días de haber pasado por quirófano, el niño ya es capaz de respirar por la nariz con normalidad y normalmente deja de roncar. Incluso, desaparece el característico tono de voz grave de los que tienen las vegetaciones hipertrofiadas.

Aunque hace años la cirugia de vegetaciones era relativamente frecuente, en la actualidad se llevan a cabo en menor cantidad y únicamente si los síntomas son severos o conllevan muchas otitis de repetición, ya que estas infecciones perjudican notablemente la audición del niño.

Asimismo, se ha comprobado que en ocasiones hay pautas que pueden evitar el quirófano, incluso en niños con adenoides muy grandes. Estos hábitos preventivos van desde lavados nasales con suelo fisiológico para despejar las fosas nasales y evitar infecciones de oído y de las vías respiratorias hasta evitar el tabaquismo pasivo y la exposición a ambientes demasiado contaminados.