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Consejos para prevenir y superar la Anorexia

La prevención desde el seno de la familia es fundamentalmente para evitar que nuestra hija o hijo desarrolle esta enfermedad. Una vez se ha manifestado el problema, el respaldo familiar es también fundamental para su recuperación:

En, casa, no des demasiada importancia al físico.

El peso, la talla o la figura no deben ser temas de conversación centrales. Fomenta también una actitud reflexiva y crítica sobre los comentarios que se hacen respecto a vuestro físico y el de las personas de vuestro entorno.

Comed en familia al menos una vez al día.

Constituye la oportunidad perfecta para instaurar con el ejemplo hábitos de alimentación saludables y disfrutar de la comida juntos. Esta es, además, un fantástico espacio de comunicación entre padres e hijos.

Si sospechas que existe un problema, actúa con calma.

Es importante ponerte en marcha para atajar el problema, pero sin vivir la enfermedad como un drama. El primer paso es contactar con el médico de cabecera que, ante la sospecha, derivará a los profesionales indicados que establezcan el diagnóstico y el tratamiento adecuado.

Gánate la confianza de tu hija o hijo.

Es fundamental para que reconozca que tiene un problema y emprenda la recuperación.

Busca un momento adecuado y un lugar tranquilo donde no puedan molestraros y escúchale con atención. No debes intentar convencerle de que está haciendo una tontería, sino hacerle sentir tu preocupación y deseo de ayudarle.

Sugiérele ayuda profesional.

Anímale a que acuda, primero a su médico de cabecera, y posteriormente a un psicólogo o nutricionista y acompáñale a las primeras visitas para que se  sienta más tranquila/o y reconfortada/o. Las asociaciones contra los trastornos de la conducta alimentaria suelen disponer de servicios de asesoría gratuitos y, además, la red sanitaria pública cuenta con unidades especializadas en estas enfermedades.

No intentes cambiar su comportamiento respecto a la comida o el peso.

No te pelees con ella o él sobre este tema, pues son ellos mismos quienes han de tomar conciencia de su problema y cambiar su comportamiento. De lo contrario, puedes acabar frustrándote y tu hija o hijo, alejándose de ti.

No es necesario que el enfermo acepte el término anorexia o bulimia.

Sí que hace falta que la persona acepte que sucede alguna cosa, que algo ha cambiado en su comportamiento, que no rinde como antes…, pero no es imprescindible que verbalice el nombre de la enfermedad que sufre.

No le «castigues».

Es otro de las recomendaciones que los expertos hacen a los familiares de personas con anorexia: no le prohibas salir de casa o ir solo al baño ni le hables en tono demasiado duro o le obligues a comer ciertas cosas. Debe ser el especialista que indique las pautas de actuación.

Ármate de paciencia.

Se trata de una enfermedad psicológica, cuyo tratamiento requiera, por lo general, varios años. Trata de dosificar tus energías y ser constante en las pautas y medidas que debas adoptar para ayudar a tu hija o hijo.

No conviertas la anorexia en el centro de la vida familiar.

Que todo gire en torno a la enfermedad solo consigue reforzar y prolongar el problema.

Intenta, por tanto, que la rutina de la familia se altere lo menos posible.