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¿Es posible manejar la ansiedad y el estrés?

A las limitaciones a nuestra libertad de movimientos, la interrrupción o los cambios de nuestra rutina laboral y social habitual y la falta de ejercicio se suman durante estos días la incertidumbre sobre cómo evolucionará la situación y la preocupación por nuestra salud y la de nuestros allegados.

A ello se añade que, en muchos casos, el estrés que deben soportar muchas personas en casa durante todo este tiempo es incluso mayor al habitual. Por ejemplo, es el caso de los padres y madres que han de teletrabajar y, al mismo tiempo, cuidar de sus hijos.

Situaciones como esas, que ya comienzan a prolongarse en el tiempo, pueden llevar a un deterioro de la salud física y mental. Por ejemplo, se puede caer en estados prolongados de desesperanza, ansiedad, irritabilidad, cambios de ánimo o ánimo bajo, miedo o confusión, nerviosismo, etc. Otros síntomas habituales son el cansancio, la falta de concentración y la tendencia a los pensamientos nocivos.

Estas emociones pueden ser tan intensas que lleguen a bloquearnos física o mentalmente o a impedirnos llevar a cabo nuestras actividades diarias con normalidad. Para intentar evitarlo, podemos adoptar en nuestro día a día algunos hábitos que podrán hacernos más llevadera la situación y podrán ayudarnos a gestionar el estrés y las preocupaciones.

 Una opción es aprender y practicar técnicas de relajación basadas en el control de la respiración y la relajación de los músculos, capaces de activar áreas del cerebro relacionadas con la atención y la resistencia al estrés. También está demostrado que la meditación y el mindfulness ayudan a contrarrestar este último y a manejar la ansiedad.

De igual modo, puede ser muy beneficioso disfrutar de la música: escucharla, tocar un instrumento, cantar… No importa si se nos da bien o mal; son conocidos desde la antigüedad los efectos terapéuticos de la música sobre el cuerpo y el estado de ánimo, sobre todo si es de ritmo lento y pausado, sin timbres agudos y no evoca recuerdos negativos.

Aprovechemos también para disfrutar de todas esas aficiones para las que normalmente no disponemos de tiempo: pintar, escribir, componer, tejer, hacer puzles…Igualmente, los juegos de mesa constituyen una excelente manera de distraernos, al tiempo que compartimos un rato con los nuestros.

Por último, intentemos evitar, dentro de lo posible, la sobreexposición a las pantallas, si bien es cierto que las videollamadas y chats sociales que nos conectan con nuestros seres queridos pueden aliviar nuestro aislamiento. Nuestra pareja, amigos y familiares pueden ser la mejor medicina contra el estrés y la desesperanza; si la cuarentena los mantiene alejados de nosotros, reservemos un ratito cada día para conectarnos con ellos y disfrutar de su compañia, gracias a las tecnologías.